Al inicio de la pandemia, mi hijo no quería participar en sus clases en línea, y rápidamente buscaba que yo lo ayudara o le hiciera las cosas. No hacía caso a la maestra hasta que yo le repetía la instrucción y casi nunca quería hablar o trabajar conforme a las indicaciones de clase.
Después de un tiempo con el mismo comportamiento decidí insistirle un poco menos y dejarlo más sólo para que trabajara. Los primeros días se iba y dejaba la clase o se ponía a hacer alguna otra actividad. Incluso algunas cosas sentía que las hacía mal intencionalmente. Por supuesto que era frustrante, pero decidí aguantar y no pelear, sino que cuando veía que algo lo hacía bien, le echaba porras y le decía que lo había hecho muy bien.
Sorprendentemente, mientras menos me fui metiendo a su clase, más veces hacía las actividades o abría su micrófono para participar en la clase. Siempre que lo hacía yo buscaba reforzarlo y decirle que lo había hecho muy bien. Mientras más lo dejaba trabajar sólo, él lo hacía mejor y nuestra relación también se veía menos afectada. Como en todo, hay días malos en los que no quiere participar y yo debo involucrarme más, sin embargo ahora son la excepción y no la regla.
Seguro que no todos los niños son iguales, pero si te sientes como yo lo hacía hace tiempo, quizá dejar que tu hijo viva su clase sólo y apoyarlo menos es una buena alternativa que puedes probar.